CANALES EN FLAMA
Vermeer, qué harías con esta luz que inflama la cocina. Los bordes secos del cilantro arden, una cebolla morada y de leche vieja un trozo, se disputan el orden del olor . Hay un hombre que calienta café, hurga en la ventana señales del día anterior, punto y coma de los grillos. Se sienta y escribe: está imitando el brote de lo real , mientras trae al recuerdo finas manos de chelista o cauces de agua puerca de canales en flama, flamencos. La luz se desperdicia y pudre en los rincones. Volverá ya hecha rama seca: la garganta de un niño corre el empedrado de sus primeras palabras. El día de hoy no hay angustia, Vermeer, sólo alimentos que ofician un humo de oráculo: todo se consume y arruga –hueso menos polvo igual a vida–; este brillo cruza el puente de mañana en mañana.
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