“La poesía, como decía Bernstein, desde el momento en que es capaz
de abrir una vía de expresión está reformulando la representación de ciertos
problemas que enfrentamos. Los vuelve a expresar, aún en contra de lo
establecido por la tiranía idiomática.”
Maurizio Medo, autor de Manicomio, poeta “inclasificable”, según la crítica, en entrevista con Iliana Arcos.
País imaginario
Diriges una revista (www.transtierros.com), codiriges una colección de poesía con el mismo nombre en la
editorial Ruido Blanco y recientemente editaste una antología, cuya primera
versión causó varias controversias, hablo de
País imaginario, escrituras y transtextos. 1960-1979. ¿La crítica está
quitándole lugar a la creación?
Supongamos que
trabajas, ¿en qué trabajas?
Relaciones institucionales en una empresa de comunicaciones.
Yo no sé en qué
consista un trabajo de relaciones institucionales más allá de lo que pueda
estar implícito en el nombre de ese trabajo, que es algo evidente, pero sería
realmente ingenuo si yo te preguntara si el dedicarte a ello te quita piso como
cronista o reportera. Yo creo que con la crítica pasa algo similar que con lo
que entendemos como relaciones institucionales. Su nombre despierta en nosotros
diversas sospechas. Sin embargo su quehacer en sí, más ahora con la glocalización, implica una serie de
tareas, antes no consideradas y, del mismo modo, algunas que se realizaban
anteriormente ya no funcionan, no son necesarias, son inútiles. En ese sentido
creo que la crítica –si la reducimos a dos de sus manifestaciones más
tradicionales: el reseñismo para vernisages o la de especialidad para la
confitura académica- es algo que ya se
degastó –de la mano de ciertos convencionalismos como “poema” o “novela. ¿Hago
crítica? No lo sé. Más bien propicio diálogos, varios flujos de diálogos. Esta
idea cobra mayor sentido si consideras que la mayoría de proyectos que
mencionas son de carácter colectivo.
Transtierros no podría existir sin sus colaboradores. Ellos son quienes
producen esos diálogos y con ello generan cierto orden de pensamiento. Este
orden se encuentran con otros –el de los lectores silenciosos- y en todo ese
proceso hay una mediación y una forja críticas. Si digo propicio flujos de
diálogo, más que cultivar cierto tipo tradicional de crítica, es porque mi
perfomance, si has leído alguna vez la revista, está sobre todo en las entrevistas
—odio cuando me las hacen, como ahora— pero cuando las formulo lo hago desde la
convicción de estar produciendo objetos críticos.
¿Y País imaginario?
Hablaba de la
naturaleza colectiva de los proyectos en los que me encuentro inmerso. Es
cierto, País imaginario fue mi idea, y funcionó muy bien para una primera edición,
si la “seriaba” se hubiera constituido, políticamente, en el intento por oficializar un canon. No
quería eso, nada más lejano. Por tal razón se convocó a Arteca, con quien
compartimos una manera de pensar, y a Del
Pliego, con quien también compartimos ideas afines. Ellos enriquecieron la
visión —y la versión— inicial, desde el momento en que esta se pluralizó a
través, y otra vez, del diálogo. Pero País
imaginario…. —seguro aparecerán más ediciones— no debe verse como una suma
de las mismas. Sí de los autores, de un grupo de autores quienes, habiendo
aparecido en su primera o su segunda edición, la idea es que en cada edición
haya variaciones, pertenecen a un mismo
proyecto. Por cierto, el mismo, respecto de lo que inicialmente diseñé, está
inacabado. País imaginario…. solo terminará
por alcanzar cierto nivel y cierta dimensión significativas una vez que
aparezca el segundo volumen, el cual recoge las poéticas de autores nacidos
desde 1980 en adelante. Es el tiempo el que nos permite dilucidar la dimensión
de ciertas escrituras reunidas ahora, además, como decimos, el HOY se escribe
desde un campo cuya zona de influencia es intergeneracional.
¿Se está trabajando en la edición?
Yo sé que el
libro, País imaginario… aparece algo
tarde respecto de lo que se había previsto, pero, ¿pensar en la edición del
segundo volumen cuando recién el inicial se ha publicado? Es algo cruel. Lo
único que tengo claro, hablo a título personal, es lo que yo creo, es que ni quien habla, ni Arteca, ni Del
Pliego, creo, tendremos algo que ver, al menos no deberíamos. Me gustaría mucho
que esta tarea la realice gente como Enrique Winter, Daniel Bencomo, Maricela
Guerrero o Marcos Cantelli y que, al menos en mi mundo ideal, sea publicada en Ruido Blanco, como ocurrió antes. Por
supuesto que esta declaración pretende involucrar a cada uno de los
mencionados. Es totalmente alevosa y mal intencionada. A quien le cae el guante
ojalá se lo chante.
Te refieres a País imaginario como un proyecto, en él, pasado el
tiempo, ¿hay alguna ausencia que lamentar?
Sí, la de Silvio
Mattoni, te lo digo sin tener dudas.
A muchos sorprende no encontrar a Ernesto Carrión y Germán Carrasco.
Sobre Carrión a
mí me gustaría que él explique las razones por las cuales no aparece.
¿Carrasco? ¿Quién es Germán Carrasco?
¿Crees que el libro apenas apareció en Quito despertó controversias?
Debemos saber
distinguir controversia del freak show y si hubo algo fue esto. Se trató de la
pataleta de una mafia de plumetas que más tiene que ver con el poder que con la
poesía. Solamente eso y el eco de los alaridos de un tal Ignacio Bajter, ¿quién
es? No me interesa. No me priven del gusto de no saber quién es.
"Como escritor los títulos honoríficos que he merecido son 'inclasificable', 'desclasificado', 'outsider' y, por el estilo, varios
parecidos. El único reconocimiento posible para un escritor es su soledad."
¿LOS PROYECTOS VS LA POESÍA?
¿Cuál es el papel que desempeña en la Colección de poesía
Transtierros?
Eso es tan complicado
como relativo. Mi ¿papel? básicamente se redujo a sugerir algunos autores y
preparar una antología, la de Julián Herbert, un escritor que estimo muchísimo y,
si es que lo aceptara el editor, a escribir el prólogo para el libro de Enrique
Winter, más allá de eso, pues nada, se verá en el camino, si es que hubiera un
camino.
¿Y estos proyectos son compatibles con su escritura?
No tienen un
horario de oficina. No tengo que marcar tarjeta ni usar uniforme y menos, una
lástima, ir al banco a cobrar cheques… Si un proyecto me quita libertad pasa
algo muy simple: renuncio al mismo. Así se ha regido mi vida.
Definitivamente
mi apuesta va por ahí, afuera de… por el borne… por el arcén y para ello no
tengo el auspicio ni de la federación de los LANGUAGE, del sindicato neobarroco
ni de los “experimentales”.
Me refería a la identificación con los mismos…
¿Quién hace algo
con lo que no se “identifique”, si es que ese algo no cubre ninguna necesidad?
Lo que hago no da para el frejol ni para agenciarse abrigo, ¿entonces no tiene
valor? Tal vez no, de acuerdo a la dictadura del mercado, pero si tú crees en
el valor de lo que haces según sus leyes –la oferta y la demanda, llevados a niveles
paroxísticos- mejor dedícate al corretaje de bienes inmuebles. En casa hay
muchísima dignidad y poco dinero pero, te lo aseguro, en muy pocas se tiene la paz
que tenemos, otra cosa son las necesidades “capitales” que siempre generan un
poco de ansiedad.
Pero le brindan al menos reconocimientos
¿Tú crees? Como
escritor los títulos honoríficos que he merecido son “inclasificable”,
“desclasificado”, “outsider” y, por el estilo, varios parecidos. Pasa que,
incluso nosotros los que escribimos, nos comemos el cuento de que somos “figuras
públicas” o “tenemos derecho a opinar”. Es falso. Cuanto más opinamos,
declaramos o intervenimos en una vida pública que no tiene nada que ver con lo
que hacemos más nos alejamos de nosotros, me está pasando ahora mismo. El único
reconocimiento posible para un escritor es su soledad. ¿Para qué sirve, qué
hago con eso? Hace poco lo dije en un artículo, solo “sirve para dedicarse a la búsqueda de la escritura como una
construcción surgida desde “afuera” del lenguaje pero que consigue generar un
cierto tipo de funcionamiento “dentro” del mismo. Uno que obra de modo tal que
la palabra recupera su condición de “productora de sentido” y es capaz de
traducir objetos reales a través de su precisión. Apostar por ello exige
situarse al límite del lenguaje, casi a la salida de lo dictado por el
territorio de la lengua y, muy probablemente, tener que convivir con la nada,
perdidos en el “territorio de lo indecible”.
Algunos ven tanto en País imaginario. Escrituras y
transtextos. 1960-1979 como en su libro Homeless’s
hotel cierto tizne político.
¿Tizne? ¡Son
completamente políticos¡ La poesía, como decía Bernstein, desde el momento en
que es capaz de abrir una vía de expresión está reformulando la representación
de ciertos problemas que enfrentamos. Los vuelve a expresar, aún en contra de
lo establecido por la tiranía idiomática. La poesía escribe contra ese idioma,
es su deber. Si la poesía queda como cierto ensayo de respuesta frente a un
ideal estético es una caricatura. Vivimos en la incertidumbre y hablamos desde
la incertidumbre. Nuestro único límite y nuestra única realidad es aquello en
lo que creemos, llámalo ética, no fantasía. El resto de asuntos son
relatividades. Ahora es
peligroso andar por ahí llamando a todo lo que se escribe como “poesía” y
relacionar esto con ese objeto roto que es el poema. Quien escribe, quien
verdaderamente escribe poesía hoy lo hace desde la conciencia que ya no lo
avala un contenedor para expresar, ensayar o reformular cierto modo de
expresión en su escritura. El trabajo hoy es mucho más artesanal. Exige 3D. Se
debe construir también el receptáculo,
¿no? En lo que a mí concierne, hablando del Homeless’s
hotel me he sentido tentado a considerarlo más próximo a la no ficción que
a la poesía.
En diversos artículos los comentarios lo catalogan como “máquina”,
“territorio”, “escritura hablada”, “puesta en duda de los géneros”, ¿qué es el
Homeless’s hotel”?
Todo lo que
señalas. Pero el Homeless’s no ha concluido aún, es un WIP, incluso hay que
limpiar erratas. Si bien me parecen boutades las obras de escritores en
ciernes quienes arriesgan con un volumen de 1000 o 1500 páginas, creo que en
Homeless’s aún hay bastante para decir aún. Desde un principio señalé que el
libro tenía esta naturaleza. El que estoy trabajando actualmente, y que no tiene
título, sigue ese mismo derrotero a través de un camino (un modo de expresión y
una melopeia) distinto. Son ensayos que, en su constitución, exploran zonas de
lenguaje, todas intermedias entre el habla y el ruido e intentan formular modos
de expresión y transmisión de los
mismos. Definitivamente mi apuesta va por ahí, afuera de… por el borne… por el
arcén y para ello no tengo el auspicio ni de la federación de los LANGUAGE, del
sindicato neobarroco ni de los “experimentales”. Solo, en todo caso, el apoyo del joven fotógrafo David Kattan a través de su trabajo visual con algunas transducciones y un par de textos
de escritores invitados, serán una sorpresa. Punto. No sé cuánto me lleve
concluir con este proyecto, estamos en ello.
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