súbito encendida
era de nieve la charla, su nieve
dura que en líneas se partía, dejaba
tras de sí las grietas del terreno, ella dijo nieve,
la voz, de súbito encendida. la imagen
colapsó, volvió
a fulgurar. las cosas, los tonos
lucían semejantes, y casi el mundo
aguijoneaba, ella me parecía teriblemente
clara, se acercó sin palabras. su piquete
calaba hasta los huesos, piquete
que arrancaba de su nuca, de su campo
de gravedad: el sentarse
mudo en el sofá, el respaldo y los surcos
en la piel. o la media-
mañana, los domingos, la luz
caía de la ventana en dirección del helecho,
la pantalla parpadeaba cuando la mano,
aún caliente, atravesó. era un soplo,
cercano, no pronunciado, la escucha
se entretejiá muy profundo. casi
parecía ser nieve, permanecía
tras sacudirse la nariz, olor a polvo.
aufgeblitzt
es war von schnee die rede,
seiner härte
schnee, der sich in spalten
frißt und risse
im gelände hinterläßt, sie
sagte schnee
die stimme, aufgeblitzt. das bild
sackte in sich zusammen,
flackerte
noch einmal auf. die dinge,
töne
schienen ähnlich, und die
welt fast
angestochen, sie war mir ungeheuer
deutlich, kam mir sprachlos nah. bis
auf die knochen reichte
dieser stich
der aus dem hinterkopf
stammte, seinem
schwerefeld: das stumme
sitzen
auf der couch, die lehne und
die rillen in der haut. oder
die nach-
mittage, sonntags, licht
fällt vom fenster richtung
farn
der bildschirm knistert,
wenn die hand,
noch warm, darüber fährt. es
war ein wehen,
nahe, ungesprochen, das
lauschen
wob sich tiefer ein. fast
schien es schnee zu sein,
der blieb
ein ziehen in der nase,
staubgeruch
*
no color
pensar en las manos, pensar
en la red
mientras la hermana, sin
haberlo pedido,
se mete al cuarto contiguo.
la calma, la extraña
respiración por los muros, el
té del domingo
que se enfría sobre la mesa,
se enturbia. así yace ella,
los ojos
abiertos, y cada palabra la
rodeaba
sin tocarla. no hablar, ir
hacia el tapete. qué es lo
que ahí muda de piel,
se vuelve estratos que se
apilan entre sí.
eso cruje a lo largo de la
médula,
se acuña una vez más en los
huesos.
días bajo las plantas,
vasos,
los escarceos en su cabello.
colocar
las luces en los muros,
fragancia de pinol.
no hablar, sólo cuando el huésped pregunta,
apenas cuando la mano, mano
ajena,
se sacudo. y no olvidar la postura
de la lengua. no los ruidos.
¿era un silbido tras la
puerta?
¿era un jadeo, vapor de
agua? nada
quiere ser resuelto, ser
silueta, lo que se mueve
todavía luce muy duro.
mudos,
inaccesibles, sus labios de
niña, se ve
la red que teje su cabello,
sus ojos exhaustos.
no toma color, el rostro.
nicht farbe
an hände denken, an das netz,
derweil die schwester, unbesprochen,
ins nebenzimmer geht. die stille, fremder
atem durch die wand, der sonntagstee,
der auf dem tisch schon auskühlt,
trübe wird. so liegt sie da, die augen
offen, und jedes wort zieht unberührt
an ihr vorbei. nicht sprechen, nicht
an die tapete gehen. was sich da häutet,
schichtet, nah sich aufeinander schiebt.
das kriecht die wirbel noch entlang,
drückt nach in den knochen.
die tage unter pflanzen, vasen,
das wellige an ihrem haar. die lichten
stellen an den wänden, der lysolgeruch.
nicht sprechen, erst wenn der besucher fragt,
erst wenn die hand, die fremde hand,
geschüttelt ist. und nicht den zungenstand
vergessen. nicht die geräusche.
war da ein zischen hinter der tür?
war da ein keuchen, wasserdampf? nichts
will sich lösen, zeichen sein, was sich bewegt
scheint doch zu verharren. stumm,
unnahbar, ihre kinderlippen, man sieht
das haarnetz, ihre müden augen.
es nimmt nicht farbe an, das gesicht
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