DONKEY KONG + TV
contra el brillo plástico de las algas y el aireador, escondida detrás de la pecera, había sol y hacía frío, ella jugando donkey kong, ella cuando dijo — quisiera estar afuera
— convertirme en un insecto
ahora suspendida, al otro lado del teléfono, lo último que dijo, lo poco que tarda en ocupar todo el resto
r
contra el brillo plástico de las algas y el aireador, escondida detrás de la pecera, había sol y hacía frío, ella jugando donkey kong, ella cuando dijo — quisiera estar afuera
— convertirme en un insecto
ahora suspendida, al otro lado del teléfono, lo último que dijo, lo poco que tarda en ocupar todo el resto
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el gorila, el fantasma después, todo el tiempo la imagen de
jugar y su contrario, ahí también la historia que no, cuando
el gorila atrapa a la chica y sube la escalera, en el pulso de la
música del principio
el cuerpo bajo la sombra del velador, las palabras temblando que cada tanto soltaba, tres días fiebre, para que intente después contarlo, para que sólo diga muchas veces yo, era tarde y no entendía, estaba enojada y tenía miedo
el cuerpo bajo la sombra del velador, las palabras temblando que cada tanto soltaba, tres días fiebre, para que intente después contarlo, para que sólo diga muchas veces yo, era tarde y no entendía, estaba enojada y tenía miedo
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una gripe inventada para no ir, quedarse en pijama y la
felicidad un poco estúpida del principio lo que siempre venía
después
cuando se aburría y perdía forma
sin otra sensación que la de moverse indefensa
todos los días de lluvia entre 1988 y 1997
ese aburrimiento
sin otra sensación que la de moverse indefensa
todos los días de lluvia entre 1988 y 1997
ese aburrimiento
r
el cuerpo dormido, el olor a quemado, la curva de sueño que
mantiene y esa canción que no podía dejar, cuatro acordes
repetidos, cuatro minutos de ukulele
rebotando del otro lado, debajo de la mesa, las escuchaba gritar; se durmió y cuando se despertó todavía era de noche, el televisor estaba encendido y ellas seguían gritando
— a veces todo parece malayo
rebotando del otro lado, debajo de la mesa, las escuchaba gritar; se durmió y cuando se despertó todavía era de noche, el televisor estaba encendido y ellas seguían gritando
r
la forma cansada de antes, el gesto de miedo y sorpresa,
raquel welch en bikini detenida entre dinosaurios, agregando
flores telepáticamente y la imagen del jardín
— no es yo, es lo contrario
— el volumen que consigue
intuido el aire después, el tiempo que tarda la voz, el sentido interrumpido por la voz, cuando se pierden los subtítulos
— no es yo, es lo contrario
— el volumen que consigue
intuido el aire después, el tiempo que tarda la voz, el sentido interrumpido por la voz, cuando se pierden los subtítulos
— a veces todo parece malayo
r
dejada frente al televisor, la imagen se sacude, recorre el cielo
y cae
con un movimiento inexacto, ella contra la imagen, el tiempo en la imagen, había chicos, había fuego y tenían palas, el perro estaba atado
en directo, inestable, casi cuando había terminado, dice que no los encuentra, que ya no queda nada, dice que a veces sueña que todo vuelve a ser igual que antes
con un movimiento inexacto, ella contra la imagen, el tiempo en la imagen, había chicos, había fuego y tenían palas, el perro estaba atado
en directo, inestable, casi cuando había terminado, dice que no los encuentra, que ya no queda nada, dice que a veces sueña que todo vuelve a ser igual que antes
r
siempre más o menos lo mismo, nada que pueda interrumpir
y una historia que parece prestada
una lista de los mejores gestos
si no pudiera escuchar lo que dicen, si tuviera música de nintendo, una teoría de adjetivos, esas frases sueltas del principio y la idea del cansancio
lentamente
hasta alcanzar un recuerdo y empezar a preguntarse cuándo
Patricio Grinberg (1970)
Tomados de: SEA MONKEIS (Ediciones Liliputienses, España, 2013)
una lista de los mejores gestos
si no pudiera escuchar lo que dicen, si tuviera música de nintendo, una teoría de adjetivos, esas frases sueltas del principio y la idea del cansancio
lentamente
hasta alcanzar un recuerdo y empezar a preguntarse cuándo
Patricio Grinberg (1970)
Tomados de: SEA MONKEIS (Ediciones Liliputienses, España, 2013)
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